Ternura.
Hay cosas que cuando las ves sientes algo así como la ternura: un bebé que te mira y sonrie, dos ancianos que se demuestran amor después de cincuenta años de estar compartiendo vida o como el lazarillo guía a su dueño por la ciudad sin que ambos deban cruzar signos para indicarse donde quieren ir.
Yo no se reconocer en qué momento la demuestro hacia mis semejantes pues, siempre me he visto como un tipo tosco, pero sí que la siento cuando duermo acurrucado a la persona que comparte cama conmigo en cada momento.
Y, es que la cama, no solo sirve para compartirla con la pareja (fija o eventual como los contratos de trabajo), sino que he compartido buenos momentos de conversación en la cama con la persona que de vez en cuando viene a Ayamonte y el "Hotel delars" abre sus puertas. Empezamos charlando en el sofá y acabamos hablando en la cama porque, aunque es muy cómodo el joío, llega un momento en el que es necesario descansar las piernas o la espalda. Al final el sueño nos vence y mi inquilina por una noche se traslada de habitación.
Eso también es ternura.
Yo no se reconocer en qué momento la demuestro hacia mis semejantes pues, siempre me he visto como un tipo tosco, pero sí que la siento cuando duermo acurrucado a la persona que comparte cama conmigo en cada momento.
Y, es que la cama, no solo sirve para compartirla con la pareja (fija o eventual como los contratos de trabajo), sino que he compartido buenos momentos de conversación en la cama con la persona que de vez en cuando viene a Ayamonte y el "Hotel delars" abre sus puertas. Empezamos charlando en el sofá y acabamos hablando en la cama porque, aunque es muy cómodo el joío, llega un momento en el que es necesario descansar las piernas o la espalda. Al final el sueño nos vence y mi inquilina por una noche se traslada de habitación.
Eso también es ternura.
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