Déjeme, será una mala racha. Pensaba que atravesaba un buen momento de esos que me aceleran e incluso llegan a excitarme, pero creo que eso lo he perdido en la esquina viniendo a tu casa. Quieras que no, cuando salgo sonriendo, entro en un nuevo marrón.
Algo. Hay algo en el ambiente difícil de respirar. Me cuesta, como un trozo de chocolate en la pajita de un batido. Me cuesta que aunque haga frío, tengo calor. Me cuesta, a pesar de que en escasos minutos aparezco yo sintiéndome el único, el más, e incluso especial.
Me apetece desaparecer del todo, dejando un posit en la nevera o en la puerta de casa avisando de que, en un tiempo, estaré desaparecido en un pozo sin fondo, o en un vaso medio vacío, nadando sin parar, y para colmo, en círculos.
Lo dejo todo. Y espero que ni siquiera me busque(n/s).
Es eso lo que sueño cada vez que cierro los ojos. Llorar, eso se me acabó hace un par de semanas, aunque todavía pienso en ello cuando fijo la mirada en esa foto..., o cuando busco una mano que me lleve a la orilla, cuando sorbo fideos, o cuando guardo cartas de los reyes magos, pajaritas, vasos y barcos.
¿Sabes? Todavía estoy soñando en esa pesadilla. No soy consciente de ello porque tengo grabada su mirada, sus cejas jugueteando con gestos, las veces que llegó a dedicarme un tequiero, tan verdadero o que parecía tan verdadero; y me ahogo si tengo que volver a ese lugar tan siniestro.
Tanto dar para qué.
Si supieras lo que me cuesta respirar todavía...
animo amigo, para todas esas cosas hay una cura y se llama tiempo, espero pase pronto para ti , abrazo
ResponderEliminarGracias, CapitanLio.
ResponderEliminarEl primer día que entras al blog y lees estas cosas. Vaya mal rollo.
Ya sé que el tiempo lo cura todo, el problema es que no me dejan ese tiempo.
Cuando tengas dudas sobre tu blog, pregúntalas, alguna podré solucionarte.
Saludos y besos pa las niñas (las 3, jejeje, elena lo es tb).
No pasa nada, todos tenemos malos días, los cuales hay que dejarlos a un lado
ResponderEliminarNo quiero ser el recuerdo de un error. Tampoco me sienta bien el vestido del olvido. Dejaré correr el tiempo y siempre puedo aprender que dos personas, aún siendo hombre y mujer, pueden ser únicamente amigos, a pesar de que ello me cueste y siempre pueda necesitar más, de quien un día me hizo sentir aquello, que toda mujer necesita sentir cuando una mano acaricia su piel.
ResponderEliminarQuerida Ana.
ResponderEliminarYa está todo hablado. No eres tu un problema, lo soy yo. Y desgraciadamente aún peduran en mi cosas que es mejor que no seas tu quien pague por ellas. Nos quedan aún 19 años para volver a encontrarnos.
Gracias por querer y por la cena de anoche ;b.