Siempre se había caracterizado por ser una persona que tenía claro lo que quería, y que cuando quería algo, luchaba hasta el final por ello, a veces con consecuencias demasiado nefastas. Pero no se rendía, se tomaba su tiempo de pausa, decidía vivir su vida, esperar su momento y cuando se convenciese de que su momento había llegado, aprovecharlo.
En su conciencia nunca quedó no haberlo dado todo en cada una de las pruebas que la vida le había puesto. La vida no le había hundido, si no que le había hecho más fuerte, o eso pensaba él.
Todas las mañanas tras levantarse se miraba al espejo y se preguntaba si realmente ese reflejo que veía era él. Desayunó y miró su sombrero colgado en el perchero antes de salir a la calle dispuesto a convivir con la rutina diaria, dispuesto a ser eso, uno más en el transcurrir de la vida. Pero en el fondo de su corazón, el no quería ser uno más, un simple peón colocado estratégicamente ahí para cumplir su función y dejar el mundo sin ser recordado. En el fondo sabía que era diferente al resto, ese sombrero de bondad, quizás, que le había quitado de ver muchas cosas, pero que le hacía único, a veces más de lo que él quisiera.
Muchas veces había pensado en vender ese sombrero, ser como el resto, no sufrir, vivir las cosas sin preocupación … pero siempre había sabido que sin ese sombrero no era él, era otra persona.
Cogió su sombrero, se lo puso, se miró al espejo y por fin se vio reflejado sabedor con total seguridad de que era él y no otra persona la que estaba viendo. Acto seguido, salió a la calle a sobrellevar a su manera la rutina diaria de la sociedad.
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miércoles, 22 de septiembre de 2010
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Magnífico relato, solo pocos hombres llevaría el sombrero, es un acto de valentía y de bondad.
ResponderEliminarQuerido Zoroastro.
ResponderEliminarSea cual fuere la decisión del protagonista del relato, coger cada día y colocarse el sombrero puede ser la mayor de las victorias, tanto a nivel personal, como de cara a la galería.
Alguien me ha preguntado por el messegner qué es lo que me pasaba cuando ha leido la entrada de hoy, y yo le he preguntado si es condición que el autor siempre escriba sobre si mismo. Y su respuesta fue que la inspiración es interior y proceden de los pensamientos de uno mismo sobre la vida, que es un reflejo del alma y el alma es eso que no tiene nombre pero te define.
En un rato saldré a caminar como cada tarde y, como cada tarde, cogeré mi gorra y caminaré tapado para seguir siendo yo mismo con mis circunstancias.
Tú y tus circunstancias, sobresaliente. Por cierto el que te dijo eso por messenger tiene que ser un profeta de los buenos.
ResponderEliminarTenga Usted por seguro, que lo es.
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