El carma

A veces, hasta la mejor de las personas toma decisiones precipitadas, tal vez malas decisiones, decisiones de las que somos conscientes que nos arrepentiremos a la mañana siguiente. Bueno, no del todo, porque por lo menos, nos hemos lanzado. Pero, aún así, algo en nuestro interior decide hacer una locura que se dará la vuelta y nos morderá el culo, pero lo hacemos de todos modos.

Lo que quiero decir es que recogemos lo que hemos sembrado, nos devuelve nuestros actos. Es el carma, y lo mires por donde lo mires, es un asco.

De una forma u otra, nuestro carma, nos obligará a enfrentarnos a nosotros mismos. Podemos mirar al carma a los ojos o esperar a que nos ataque por la espalda.

De un modo u otro nuestro carma acaba encontrándonos.

La verdad es que tenemos muchas oportunidades para que la balanza caiga de nuestro lado.

Por mucho que lo intentemos no podemos escapar de nuestro carma, nos persigue hasta casa. En realidad no podemos quejarnos de nuestro carma, no es injusto, no es inesperado, sólo iguala la balanza. Incluso cuando estamos a punto de hacer algo el carma siente tentaciones de mordernos el culo, aunque nos de igual, lo hacemos de todos modos.