Pasó aquel agosto mágico.
El corazón equivocado quebró, pero sobrevivió.
No había dudas, mi amor es de verdad.
No había nada que me hiciera tanto daño como para no poder levantarme, marcharme y seguir.
La herida sigue, y aunque no lo sepas, aún a veces sigue sangrando.
La realidad, a veces, pesa dentro de mi.
Pero aún así, no dejo de soñar, pues mi vida es mía y a veces tengo que perder para ganar, para sentir, para vivir, para soñar.
Pero aún así, no dejo de soñar, pues mi vida es mía y a veces tengo que perder para ganar, para sentir, para vivir, para soñar.
Sé feliz en tu nueva vida.
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